El concierto de Iron Maiden en el Estadio Nacional, el pasado 26 de marzo, pudo haber sido mejor. Y digo esto no porque faltaron los tan promocionados cinco Eddie’s (solo apareció uno) y los fuegos artificiales. Sino porque el sonido no estuvo a la altura de toda la potencia y energía que descargó “La doncella de hierro”.

Steve Harris, Bruce Dickinson y compañía estuvieron a la altura de otras presentaciones dadas en varias ciudades del mundo (que he visto decenas de veces por YouTube), pero el sonido (disculpen la reiteración) no. Se escuchaba muy bajo, como si yo estuviera en la tribuna norte cuando en realidad estaba en la zona “2 Minutes to Midnight”, a la misma distancia del escenario cuando fui a ver a Travis y R.E.M. (En el Lima Hot Festival 2008). En esa ocasión, el sonido estuvo genial.

Fuera de eso, el sexteto británico estuvo impresionante. Como ya era sabido, tocaron todas las canciones del setlist que presentaron en la última parte de su gira mundial. El comienzo fue explosivo con “Aces High”. Más adelante el increíble “Phantom of the Opera” (para mi, la mejor canción de Maiden) y los más coreados “Run to the Hills” y “Fear of the Dark”. Esta última estuvo sensacional. Fue emocionante ver a toda esa masa de gente que a una sola voz seguía la letra como también lo fue con “Wasted Years”. Sin dudas, el mejor concierto de heavy metal de mi vida.

Sobre la cantidad de asistentes, según cifras extraoficiales, al Nacional llegaron aproximadamente unas 35 mil personas. Otras voces hablan de 32 mil. Cómo sea, el caso es que Maiden prometió regresar en el 2010 para promocionar su nuevo álbum. Allí estaré, pero en primera fila, como debió ser ese jueves por la noche.